martes, 24 de marzo de 2020

ENCIERRO


ENCIERRO

No puedo salir de aquí.
Me agobia el tedio y la tele no me gusta
Recito un poema que no existe,
Nadie más lo sabe porque nadie me escucha.
Busco algo en que apoyarme, algo en lo que creer
Me poseen la desconfianza y el temor.

Y la tortura de mis hombros,
Ante la incierta rehabilitación.
Odio el zaldiar, se que me alivia, pero lo odio;
Si me muevo, si cambio de postura,
Si respiro, me duelen
Y estoy escribiendo líneas que no leeré
Ojalá no tuviera que hacerlo:
Ni escribirlas, ni leerlas.


Confinamiento


Aquí, en el cajón adosado,

ante al atardecer
y los colmillos afilados del tiempo
en estadio de prisionero
o de triste desempleado:
alimento la esperanza.

El mundo añora el alba
la obsesión por la victoria
recrudece la prevención;
no hay día en nuestro día
que el COVID no ensombrezca.

Sinuoso enemigo nos acecha,
nos encierra, nos asfixia
y amenaza con sumergirnos
en la sima más oscura.

El estado de sitio durará
hasta abatir al rival,
mientras, la vida se torna tiempo:
memoria de los inicios
olvido del final.

Hago oídos sordos a ecos
homéricos, a relatos efectistas
de los medios del miedo
en pos de la renta
de gacetas, bulos y flecos.

Cuento las losas del salón
describiendo círculos giratorios,
como el tiovivo de feria,
en movimiento y diversión.
 
Y con la gente ahí afuera:
avíos, apoyo, ilusión
y esta vida plena
acoge una estrella cercana.
 

 




19-3-2020