martes, 24 de diciembre de 2013

Soneto al hombre viejo



                               Soneto al hombre viejo

Cuentan que había un pobre mayorcito,

por su señera hija ninguneado,

y al hijo mayor se lo han regalado

para que no se encuentre tan solito.

 

Esta dudosa historia alguien la ha escrito,

obviando a los vástagos ofender;

son varias las razones a tener

para que viva como uranolito.

 

Muchas necesidades le acompañan,

al que otrora organizaba la ruta;

la escasez y poca vista le dañan.

 

Ya él no es el que detenta la batuta

y sus viejas heridas se restañan,

sus pasos transitan por otra ruta.

 



Basta de Amor



Basta de amor

Basta de amor: si un tiempo me quería
Ya së acabó mi última locura,
Porque es, mujer, tu serena hermosura
Como la nieve, deslumbrante y fría.

No encuentro en ti la extrema simpatía
Que mi alma ardiente contemplar procura,
Ni entre las sombras de la noche oscura,
Ni a la espléndida faz del claro día.

Amor no quiero como tú me amas,
Sorda a los ayees, insensible al ruego;
Quiero de mirtos adornar con ramas

Un corazón que me comprenda quiero,
Quiero besar a una deidad sin dramas,
Quiero un camino de amor y sosiego.


domingo, 22 de diciembre de 2013

ESPERANZA

Esperanza, ¿cuántas veces se vive?

Esperanza di ¿cuántas veces se hiere?

si este terrible dolor me pervive

¿será porque todo el amor se muere?



¿Dónde estás musa? No te veo ahora.

¿Dónde estás confianza de fina estampa

introduciéndote e interrogadora?

Llegan hoy para tenderme una trampa.



Ilusión que partes al corazón,

si te arrepientes de no hablarme a solas

encubres la maldad, la sin razón

que se va en la oscilación de las olas.



Sigue por tu cruel camino Esperanza,

sin disimular la atroz amargura

pues si persistes en la destemplanza

se a agota el tiempo de tu ternura.



Esperanza en cada valoración,

observo y enfrentarme a ti no puedo

y apacible en mi vida sólo espero

vivir con autodeterminación.




Tristeza de la rosa (Soneto)



Aunque la veo mustia, deshojada;

ignoro las razones de la rosa

que ayer brillaba fresca y olorosa,

muy viva, dulce, amante y perfumada.


Hoy esa alegría se torna en nada,

no existe en el mundo alguna otra cosa,

que cambie de feliz a dolorosa

sintiéndose contenida u obligada.


Después de la tempestad la bonanza,

y en la alegría, el tedio y la tristeza;

mas, perdona que yo tenga esperanza.


Nunca dudé de su amor y terneza

que habiendo ahora tanta desconfianza;

¿Sólo en su corazón habrá firmeza?





El Pícaro Rapaz


Soneto al pícaro rapaz

Como ríos de aguas raudas y potentes,

Que surcan cañones, quebradas y abras,

Brotan suspiros, sílabas, palabras

Arremolinándose en sus torrentes.



¿Cómo puedes creer que alguna gente,

En clave menor, tamaño bolsillo,

Te pueda deslumbrar con ese brillo

Real, descarado, muy inteligente?



Su terca lengua de rapaz inquieto

Le torna rojo, alterado y ansioso.

¿Qué nunca conseguirá ser discreto?



Lo sé muy bien, porque el niño es precioso,

Para mi complacencia y total gozo,

¡Qué placer hablar de él! Mi rey, mi nieto.

 

 Estos versos saltan de la admiración de su arrobado abuelo, Carlos Otniel.