martes, 6 de octubre de 2015

A MI HIJA A SUS CINCUENTA



Nació una flor en el campo aquel,

Pero, caray, ¡que llorona era!

Todos la querían en sus manos

Pero ella no dejaba a cualquiera.


Vivió la infancia con mucha fuerza,

Ejercitando como relacionarse

Y aunque muy dura de cabeza,

También aprendió a desvelarse.


El amor llegó muy temprano,

¡Qué mundo, aquel, maravilloso!

Pese a que también la deprime,

¡Fue un tiempo tan hermoso!


Cayeron por cuenta gotas los hijos,

¡Ay! Dios mío, ¡qué dolor! ¡Cuánta ventura!

Tiempo para pensar sin respiros,

Desbordando, la flor, de amor y ternura.


Ahora, ¿qué quiere tener en cuenta

Para toda la corte que la rodea?

Que fuerte y sabia a los cincuenta

Ni una tímida arruguita le afea.


Para cubrir la historia de estos años

Un ramillete de versos aquí atrinco,

¿Imagina, usted, las cosas que han pasado

Desde mil novecientos sesenta y cinco?


¡Cuantas cosas vividas en diez lustros!

Desde aquella juventud algo imprudente;

¡Qué de iras, que de risas, amores y sustos!

En un poema no cabe tanta gente.






MOMENTOS DIFÍCILES


Quiero escribir y no puedo

no me salen las palabras

ante el recuerdo de sus ojos

cargados de tristeza y rabia.


Una sensación que oprime

ya mi pecho casi estalla

por contener este dolor

que no alcanza la medalla


Cuántas espinas aquí o allá

momentos difíciles de ingerir

de un entorno inhumano

que tiende a la paz destruir.


Confío en la entereza de su ánimo

en la sensatez de su espíritu

y en la grandeza de su alma

para esos, obstáculos eludir.




1132013




Un día gris

Día gris, frío y lluvioso,

negras nubes

de frágiles compuertas,

ceden al peso

del agua que se precipita

ofreciendo vida

a las sedientas sementeras.


Multitud de perlitas,

que caen

para las verdes hojas festín,

lágrimas divinas en las terrazas,

la humedad atiborra la ilusión.


¡Ay! Pero veta la entrada

al próvido sendero

donde suelo caminar,

y obliga al recogimiento

de contemplar las gotas

muertas, en los cristales.


Día del alarido de pena

del amigo triste, anhelante,

que busca apoyo esperanzado

para sus penas agolpadas

por desventuras de amor.


Mientras el tiempo pasa,

el agua aquí con saña,

al suelo golpea

y desde dentro, bajo techo,

mi pensamiento hacia ti vuela.


Cargado de ausencia de ti,

de nostalgia de besos

y abrazos en espera,

suena el celular

ha salido el sol

se secan las gotas.


2 de marzo de 2013


 



miércoles, 19 de noviembre de 2014

Y ME SORPRENDIÓ EL AMOR

Ya no esperaba el amor
mas,  estuve vigilando;
salté sobre la rosa
y me embriagué de su aroma.

Pues sí te quiero, mujer,
Mujer,  así te amo,
así corno te vistes
y como te levantas.

Que tu boca me sonría,
ligera como el viento
del nordeste sobre la costa baja
así te quiero, amada

Al arroz no le pido enseñanza
sino que no me falte
durante cada día de la vida,
y como la luz, tú me alumbres.

Has llegado a mi vida
con lo que tú traías
y así te necesito
y así te amo.


EL NIETO EN LA DISTANCIA


 Tengo un nieto, no es pequeño,

se irgue como hombre maduro

al otro lado de un muro

de ondas, que ahogan mi sueño .


Le escribo desde el rincón,

donde siempre espera un beso,

reo de la vida preso

a la espera de otra opción.


Y en un tiempo de locura

vi los hijos con dilemas,

los nietos fueron diademas

al abuelo con ternura.


Amores intransferibles

en escala descendente;

mis padres, mención presente

y el de hijos indestructible.


 













Despedida de duelo

Ya me despido aquí,

llevadla en volantas.

si quema el sol,

caminad bajo la sombra.


Si su fatiga acechad,

sostenedla, mimadla, levantadla

que su cuerpo de algodón,

en vuestras manos no se deshaga.


Madre mía, ahora me toca a mi,

sostener al peso de mis años

mi fatiga, quizás prepararme la cama,

vendarme la llaga de tu ausencia.



MI MADRE SE HA IDO(Soneto)

En la lúgubre cripta del sigilo,

yace la madre de mi amor dormida

y en mi pecho está sangrando la herida

de ver romperse aquella rama en vilo.


Ya mustia la flor de fértil pistilo

que sólo vive para dar la vida,

hasta del mismo Dios fuiste escogida

para guiar mi alma en un mundo tranquilo.


Mírame, ¡oh madre!, en la extrema hora,

cuando a las sombras de mi noche oscura

ascienda ya con indeciso paso.


Quiero que el sol que iluminó mi aurora

sea el mismo sol que con su llama pura

languidezca las nieblas de mi ocaso.