miércoles, 30 de septiembre de 2020

Acúfeno versátil



Acúfeno versátil mi oído satura

en singular manada de ricas estrofas

cargadas de amor en versos, baladas y odas;

enfermedad, para la que no tengo cura.


Sonidos que el silencio insólito crea,

vibran en la mente que a pensar se atiene,

en todo el amor que siente y le conviene

redimir y luchar por lo que desea.


Por el sendero del humilde perdón,

lima las asperezas e iza las blancas

banderas, y en estas intenciones francas,

señala calles de reconciliación.

lunes, 28 de septiembre de 2020

En mi rincón nace el poema

 


La luz deshace tinieblas

ilumina el estro,

el silencio de la noche,

ampara anhelos de ventura

que la llama del amor

irradia, sustenta

y propicia los designios

de la acechante musa.


Los dedos de la ilusión,

golpean el teclado,

bajo la nívea led

de madrugada tranquila;

enlazan letras, palabras

que conciben el verso

y alumbran el poema.


Desaguisado y amotinado

con su creador, nace

prematuro e incompleto,

a falta de pulir

en incubadora neonatal,

como bebé humano

en busca del nutriente

que abrillante su forma

y lo exponga al universo.


Es como el hijo que concibes

con dolor lo pares,

con ternura alimentas,

con fervor lo educas,

y a tu imagen lo formas

para que brille con luz propia,

extinga la tristeza

y sea el sol del firmamento.










sábado, 26 de septiembre de 2020

Sólo déjate querer (Soneto)

 

Yo nunca te pido que a mí me quieras

solo espero te dejes querer,

porque ante todo en la vida mujer

es lo que de verdad de mí tú esperas.



Te busqué por todas aquellas eras

en las que trillan el trigo maduro,

en los lagares del vino más puro,

en los inviernos y en las primaveras.



Solo basta que seas, que estés hoy,

que te pueda llamar, Nancy, cada día

para saber quién soy, saber quién eres



y en la ruta segura donde estoy

conocerme tuyo y saberte mía;

mi mujer entre todas la mujeres.

25-09-2020

 


 

viernes, 25 de septiembre de 2020

Un alma para el verso



Este dolor profano,

inseguro que aboca

al caos que no soy

y forzar a creerlo.


Los días sufren

angustia y dolor,

los versos se mesturan

de tristeza, alegría y apego.


La vida vuela presurosa

del inseguro al innegable,

de la noche al alba

evocando ternuras

y abrazos de mujer.


De repente:

el mundo al revés,

el relax se abruma,

la alegría es desolación,

el piso con el ocupa,

el viaje sin destino.


Y en el camino perdido

de pronto una señal,

una estrella rutilante,

bujía en túnica de mujer,

brújula que enmarca

al norte esmeralda.


Aparece un alma

para el verso,

una razón para reír

un poema con nombre,

con ojos de bondad

y besos de miel.


Troca los sucesos:

en amor de bienvenida,

amor de relax en el salón,

amor de complicidad

en la cocina

y amor de fusión

en nuestra cama.




jueves, 24 de septiembre de 2020

Exótica Gomera



Histórica y colombina

emerge orgullosa

cargada de laureles acebiños,

hayas y helechos

entre nieblas rastreras

de bosques fantasmagóricos.


Circundan sus costas

marines en vigilia,

custodios perennes

a vistas del navegante

en formación ondulada

de cachalotes, ballenas piloto,

calderones y delfines mulares.


De tortuosos accesos,

serpenteantes senderos,

surcan empinadas montañas,

hermosos valles,

y pequeños saos

predilectos del Gran Rey.


En un manto de leyenda:

Gara, refulgente sol

tiñe de oro

al bosque esmeralda,

sueño de Jonay

que sobre cueros

de cabras inflados

por corrientes mansas

arriba a sus brazos.


De nuevo el mito

de amores prohibidos

devenidos en tragedia

y en el pitón de Agando,

palos de puntas afiladas

extinguen las vidas

de Gara y Jonay.


Y en El Alto Garajonay

nos inundan:

las preciosas vistas,

los ecos del silbo,

las chácaras que suenan,

el almogrote que unta,

el potaje de berros

Y EL OBLIGADO RETORNO.


Dices que te vas, dices que te vas…,

para la Gomera,

dices que te vas, dices que te vas…,

pero no me llevas…,”


Los Bajip de La Gomera




miércoles, 16 de septiembre de 2020

Miedo o incertidumbre

 

Oculto, a hurtadillas, el virus humilla,

rebrota en la persona indisciplinada,

que no cuida espacio y va sin mascarilla

ya vaya solo por la calle o en manada.


No tengo miedo, zozobra sí y tristeza

ante el rebrote viral, los desaciertos

en la cura, la vacuna y la torpeza

de políticos, que ignoran a sus muertos.


Tengo miedo del ninguneo al anciano,

que el invierno sin piedad atropella

y en lid con denuedo cada día en vano,

porque han opacado la luz de su estrella.


Ahora en mi angustia una pregunta existe

y hay una decisión que la paz me quita;

la espera de cirugía, no es un chiste,

¿Cómo alivio el dolor con solo una lista?


Se tulle mi hombro en un talud de agonía,

rehúsa la quietud que la cama ofrece

y la opresión se suma a la pena mía

en la misma intensidad en que esta crece.


Y en largas noches que el párpado no pega,

dolor e insomnio sin calidad de vida,

las ilusiones rotas hasta ver si llega

el fin de la pena sin sopesar la huida.



14-O7-2020






Mi madre


 

Es dulce como la frescura

De los alisios del verano,

Farolito intermitente

De los momentos oscuros.


Tan pronto tuve entendederas

Reconocí la bondad vestida

De lóbrego y humilde arapo

Señalando el curso del camino.


La virtud más valiosa:

La del surtidor de sus pechos,

La del arroz y las legumbres,

Porque eso fuiste madre:

La vida te hizo nutrientes

Y allí te consumimos

En la sequía y en la abundancia.


¡Ay! Madre mía, no puedo

Vivir sin recordarte

En cada minuto presente,

No, no es posible.


Yo llevo tu imagen en mi mente,

Tu cultura en mi sangre,

De aquellas hábiles manos

Del congrí endulzado,

De los bombachos de mi infancia,

De la costurera, la cocinera,

De las cataplasmas para la fiebre,

Del acerbo aceite ricino

Colofón de la pócima antiparásita.


Manos hechas para el arrullo,

Derroche de bálsamo

para íntimas penas,

Acción correctiva

para el desvarío.

Caricias, para el dolor;

fervor para el pesar.


La madre, ya esté cerca,

ya esté lejos,

Es de nuestras vidas el soporte

Mas, cuando se nos va de entre los dedos,

Aquel inmenso amor, divino amor,

Ya no nos sostenemos en pies seguros.