miércoles, 29 de mayo de 2013

Todo en ti es poesía



Todo en ti es poesía.

Todo en ti es poesía;
El beso de bienvenida,
La caricia entrante,
El verbo replicante,
La risa desprevenida,
El te quiero fulgurante,
El abrazo fundente,
El corazón galopante,
Las palomitas en la tripa,
El amor que nos abrasa.

La nostalgia en la despedida;
La expectativa en la distancia,
El mensaje prudente,
La respuesta esperada,
El reencuentro cercano,
El amor creciente.

martes, 28 de mayo de 2013

El Amor en la Tercera Edad



El Amor en la Tercera Edad

Porque estoy llegando a los setenta,
¿debo quedarme tranquilo en casa?
En su prisa los hijos no se dan cuenta
que la ilusión nunca muere, se aplaza.

Quedan atrás los años vividos
la experiencia, venturas y errores,
de  desdichas y placeres no conocidos,
de ignorancia a las reglas y sus horrores.

No, no me rindo a la soledad,
busco con quien compartir mi vida
y juntos descubrir a nuestra edad,
lo bueno y bonito que el amor anida.

El amor es increíble a cualquier edad,
pero cuando  ya pasamos los sesenta;
la experiencia, la sensatez, la seriedad,
maduran; la sabiduría se acrecienta.

Ya conoces cuáles son tus fronteras;
Y a tu pareja mejor vas a aceptar,
sabes lo que buscas, lo que de ella esperas
y que sus defectos no los vas a cambiar.

La vida en pareja, más allá de un combate
hecho de victorias y fracasos,
como un baile armónico se debate
entre dos personas firmes en sus lazos.

Disfrutan de un amor inteligente,
no por ello menos apasionado
que la entrega loca del adolescente,
sólo que maduro, tierno, sosegado.

Sonrojados cuando en la calle los miran,
en el abrazo que no pueden evitar,
sin advertir en el respeto que inspiran;
un abrazo y un beso, devenidos en altar.
 
 

Noche de Borrasca



Noche de Borrasca

Lo separó del rumbo,

la borrasca tormentosa;

noche insondable en el océano,

barco perdido en el mar.


La nave sin rumbo carga,

la nostalgia y la amargura;

murmurando sus temores

balanceada por las ondas.


En las manos caídas, el celular

silencioso, inerte entre los dedos,

sólo confiado a la bondad

de los dioses del destino.


Arrecia la borrasca en la fría

arrogancia de la noche,

y la ciudad se pierde

entre la oscuridad y el viento.


Remolinos de ansiosas palabras

instigan con dolor el miedo

que azota al pensamiento,

y la espera es tan notoria

que quebranta el corazón.


Una espesa niebla enmarca

el silencio de la calle empapada,

donde apenas una simple vela

alumbra la ausencia de sol.


Cuando… a la media noche

enciende luces, la mujer

de suspiro vehemente;

de suave caricia

y susurrar apasionado.


Y tras una cena frugal

se rinde la noche,

al calor de su llamado.


 

A mi madre


A mi Madre

Veo a mi madre desvalida,
Transitando en un mundo oscuro,
Que el Alzheimer levanta, cual muro
Que ya nada recuerda, todo lo olvida.

Allí siempre ovillada en aquel sillón,
De la sala que su cuerpo cobija,
Sin pensar en nada que la aflija
Con su mente desprovista de la razón.

Singular ternura a mi me asiste,
Verla allí, como un bebé indefenso;
¡Ah! Madre querida, como pienso
En las cosas que en el pasado hiciste.

Yo nunca fui tu consentido;
Quizás, por ser el hijo mayor,
Pero al proteger al menor,
Tus razones, madre, has tenido.

Pasan los años, vuelan las horas,
A Dios doy gracias constantemente;
Porque es muy grato sobre tu frente,
Poner mi beso, aunque sé que lo ignoras.



A mi único hermano


Son fuertes, hermano mío, nuestros lazos

Un mismo vientre y los mismos pechos

¿Desde cuando nos conocemos? ¡Desde el inicio!

Desde las edades irreflexivas e intranquilas.


Yo te abrazo, hoy, como al aire que respiro,

Como el agua fresca que sacia mi sed;

Somos sementeras en la misma huerta,

Racimos del mismo humilde sarmiento.


Tu corazón late cual paloma migratoria

Y el mío con vista de gavillan te acecha

Desde tus primeros e inseguros pasos

Hasta la última gota de mi postrera lágrima.


Te siento, tan lejano a veces, esquivo,

Fugitivo de motivos que no son tuyos,

De confines que no acercan distancias

Y sin que lo percibas, igual te mimo .


Eres el último atardecer de nuestros padres

El bastón de alguna herida, el compañero,

El dueño de los sueños, que una vez contamos

Socio del mismo cuarto y del cafecito mañanero.


Sé que recuerdas esos bellos momentos,

Señor del juego de pelota con desvalida tusa,

Belitre confidente de la “jueza municipal”

Herencia del café, del mango y las naranjas.


Eligió tu paso el camino del viento del sur,

Y mi rumbo siempre norte mantiene su curso,

Las paredes me comen las palabras,

Te abrazo, una y otra vez, como siempre.


Y sé que en la infinitud de la vida,

Nuestro pensamiento crea nuestro futuro,

Y el tuyo es fuerte como ráfaga de huracán,

Como amo y señor puedes redirigirlo.


En tu barca de proa a la recuperación,

El ciclón azuce la popa que acorte el trayecto

Y el heroico timonel de firme brazo

Sin novedad atracará en seguro puerto.

 


Tus besos



Con la magia

de los besos,

besos tuyos,

que son mis besos;

cual cascada

caen en torrente,

se suceden

como el día a la noche,

se agrupan

como las cuentas

de un collar,

se reproducen

en serie,

se multiplican

en cada encuentro,

se agolpan

en la memoria,

se añoran

en la distancia.


Alimentan el amor

cargados

de fe y esperanza,

canción

sin palabras

que se elevan;

vocalizando suspiros,

promesas,

con sabor a miel

y venturas impensadas.


A calor de cuerpo

y de perfume,

funden dos vidas

en un mismo aliento,

Condicionan

el reencuentro

donde palpita el amor

y arroban los sentidos.