Cuentan que había un pobre mayorcito,
por su señera hija ninguneado,
y al hijo mayor se lo han regalado
para que no se encuentre tan solito.
Esta dudosa historia alguien la ha escrito,
obviando a los vástagos ofender;
son varias las razones a tener
para que viva como uranolito.
Muchas necesidades le acompañan,
al que otrora organizaba la ruta;
la escasez y poca vista le dañan.
Ya él no es el que detenta la batuta
y sus viejas heridas se restañan,
sus pasos transitan por otra ruta.