Llegas en primavera muy temprana a mi vida
cuando la efervescencia brota en la adolescencia
tan hermosa e insinuante, despacio y con paciencia,
dulce y provocativa me ganas la partida.
Prometes paraísos de bosques compartidos
en floresta esmeralda que da sombra al amigo,
con sus enormes árboles alimenta al mendigo;
tranquilos y frondosos de amores repartidos.
Te abracé y te situé por el punto más álgido
el fulgor de tus rayos quemaron el sendero
de posibles agravios contra mi pie ligero,
en mi tierno universo del amor puro y cálido.
Con el ardor de joven cuando creí el sueño,
idolatré tu imagen con el fervor de un niño,
con fuertes alas de ángeles favorecí el cariño
y va mi fe a la sima tronada por tu dueño.
Y en grisáceo otoño que envuelve mi existencia
emigro en largo vuelo, surco cielos y mares,
reanudo el amor, se esfuman los pesares
en planeo ordenado como ave en contingencia.
Al fin de los horarios que la labor cotiza,
resucita tu sombra desalmada y mezquina
pintada de ilusión a los viejos confina,
bienvenido el retiro que a la vida actualiza.
En la cola del hambre colocas a la gente
mientras engrosas arcas de onerosos impuestos,
justificas las causas, alegas con entuertos
y subes tu salario con sudor de mi frente.