Con una mirada entregas el alma,
Sentir tus caricias, besarte con calma
Es para mí, el pan de cada día.
Entrelazado al túnel de tus piernas,
En momentos de glorias celestiales,
Perdidos en sensaciones eternas
De dicha, goces y venturas terrenales.
Se me está haciendo un hábito quererte;
Terrible necesidad, singular dependencia,
Que a cada instante peno por verte
Cuando te alejas en justificada ausencia.
Gracias por ser la vara de equilibrio
Que en la cuerda floja me permite caminar,
Gracias por ser venda, bálsamo, alivio
Para los cortes y golpes de la vida curar.
Gracias por ser, un eslabón de oro
En la pobre cadena de mi existencia,
Por las cosas que me gustan, que adoro
Cuando parece que perdía la paciencia...
Gracias por permitirme amarte
De la tierna forma en que te amo.
Gracias, por estar conmigo, por quedarte,
Gracias por responder cuando te llamo.
Gracias por regalarme lo bueno o “malo”
De ti, en cada beso en cada abrazo,
En cada tramo de tu piel que firme escalo
Sin prisa, sin riesgos, resuelto, paso a paso.
Gracias por ser tan linda, mujer adorada,
Por estar ahí, esperando el reencuentro,
Gracias por ser amor, cómplice, aliada,
Y por besarme dulcemente en cada momento.
Gracias, gracias, gracias, gracias…