viernes, 21 de agosto de 2020

Reflexiones a la duda. Hexadecasílabo Octonario

 

Jamás, ni vacilación ni la falta de confianza:

Es pánico irracional lo que alimenta la duda

Miedo a la vida y al hado, triste realidad cruda

Del abismo que genera la perversa desconfianza.


Socava la autoestima de la indecisa persona,

Angustiada ë incrédula que teme no ser querida:

Pierde el control y el sentido de dirección de su vida

En el tortuoso sendero, solitario en real zona.


Enferma el alma la duda coacciona su dilema,

Sumerge en abismos crueles de sufrimientos penosos;

Deprime, fatiga, agota, drena momentos dichosos,

Limita la libertad de amar de los corazones


Sentimiento que a la fe con titubeos quebranta,

Al valor mina y derriba, con fuerza cierra su fuente

Limita oportunidades, sucumben en la vertiente

De la arena movediza que la marisma levanta.


Atascado dudas, temes la indecisión que te agobia

Los arroyos tributarios, afluentes hacia el estrés,

De pronto ahogan tu mente para estancarla después

La insustancial decisión, que por demás hoy te oprobia.


Las dudas que te importunan cual infiel acompañante

Roban la felicidad, pierdes a tu mejor sueño

Invalidan el deseo, el entusiasmo en su empeño

Por acusar de adulterio; falso y nulo al fiel amante.


Recobra tus puntos fuertes enarbola tu alma en ristre

Expresa puro el amor y lo que a ti te molesta,

Con buenas alternativas sin recelos en tu alerta

Creerás en tu cónyuge cuando su vigor registre.


Suelto amarras

 

Mortal la ponzoña

que ha clavado

en este corazón,

que ya no controla

al inicuo arquero

del indiferente enfado

que deja mi mitad sola.


letales los cromos

argüidos, camuflados

de rojo y grana,

-que me obligan

a deletrear olvido-

con retoques

de vieja campana.


Tiro del repulsivo

y las flores de otoño,

vacío el tintero

sobre blancos folios,

destierro de mi frente

los castillos de naipes

y sedo mi mente

con acupuntura barata.


Suelto amarras

a solitaria barca

de proa, a seguro puerto

de aguas mansas

y mar de calmas

sin los enigmas

de la incoherencia.


 



Los sonidos de tu ausencia

 

Tus sonidos ausentes

inundan mi espacio.


Ecos silentes

rebotan,

reflejan en las paredes,

vibran,en las recetas

que rompen la rutina

de bizcochos,

de pasteles

y de caldos en la cocina.


Retiñen en la vajilla

cuando ésta se asea,

en el roce una con otra

en el lugar que las coloca

y en el agua que chorrea.


Retumban en la escalera

por la holgura del pasamanos,

ronronean en la costura,

en las largas llamadas,

en el secador que alista

la cabellera mojada.


Siempre acuden a mis oídos

cargados de nostalgia

de lunes a jueves,

llega el viernes

y retorna la magia.




 

Tocar el cielo

 

Ese mágico embeleso

que arriba a tu alma

con el primer beso,

que dice lo que nunca

una palabra de amor

en alas de paloma blanca

tan quedito pronunció.


Es la chispa que pondera

a la llama ardiente

que no desaparece

y al octavo sol en rotación,

con la fuerza que perdura

y nunca muere.


Es la gota de rocío

a diario, en la hoja verde,

la palabra en el oído,

la mirada cómplice;

es así de fácil abrazar el cielo

cada día y para siempre.


Se deshace en alaridos

la acechante rutina;

no cabe entre las manos

que dan agua al dominó,

ni entre las almas entrelazadas

sentadas en el sofá

debatiendo las escenas

después del peliculón.


Fue breve la primera vez,

cálido y casi a hurtadillas,

tierno para almas longevas,

insatisfechas y anhelantes.


El beso, volvió a por más

y se quedó en las mañanas,

en las llegadas,

en las despedidas,

se quedó en la cocina,

correteó por el salón

y se multiplicó en la cama.

 
















La amó

 La amó como el jardinero

ama a la rosa,

que le supo a miel

la gota de sangre

que enamorado sorbió

de sus afiladas espinas.


La amó como el devoto fiel

que colgó enardecido

su imagen hermosa

en lo más alto del altar.

51017

 

Fin de la duda

 No cedo a la duda;

Sólo al temor cedo,

Aferrado al miedo

Que al corazón anuda.


Ser lo que se merece

A mi razón ocupa,

Este amor que aúpa

Y en sus brazos mece.


La fe recuperada,

El corazón liberado;

Al fin he encontrado

La mujer esperada.


Llenado el espacio,

Del corazón vacío,

Vibra éste, con brío

Y de su miel me sacio.

 

Tú, mujer deseada,

Que de amor me llenas;

No te llegarán penas,

Sólo amor en cascada.


Y mirando las flores,

Que adornan el prado,

Espero apasionado

Que de mi te enamores.


02032013

 






Besos de amor

 

 


Nunca lastime la delicada flor que adora,

esa que en derroche de ternura sin excesos,

embalsama tu rostro con la miel de sus besos

la dulce, amorosa y gentil besuqueadora.


Ella te ama, te besa y en su interior evoca,

la singular caracterización de tus besos:

tiernos, tibios, fuertes, sinceros, puros, traviesos

y todos como un manjar, hechos para su boca.


Besos vivos, potentes, cariñosos, ardientes,

amantes, enérgicos y suaves a la vez,

apasionados y tiernos, dados sin doblez,

le arrebatan los sentidos dulces, vehementes.


Es el beso la llama más ardiente quizás,

que nunca podría el amor de su alma negar,

porque en una caricia y un te quiero al besar

están los detalles que no se olvidan jamás.