jueves, 13 de junio de 2013

El Recuerdo de mi Padre


Rectitud y bondad,

firmeza y amor,

sermón andante,

ejemplo que educa.


Paladín de la virtud,

en la rectitud de su honradez

se viste de galas

la bondad infinita.


Su palabra suave

de confines convincentes,

somete a la obediencia

con dignidad e hidalguía.


La misericordia, la devoción

y una fe inquebrantable

eran, de mi padre, la divisa

que me inculcó el amor

a Dios y el camino recto

de la tolerancia y la ternura.


A pesar de la enfermedad cruel

y el cautiverio de la pobreza

que en su pecho abrieron

incurable herida,

nunca cambió su rumbo

con la certeza de la muerte

y más allá de ella

la esperanza de vida.


Padre devoto, amigo fiel,

compinche en las hora malas;

previsor limpia de piedras

el camino,

chapea las espinas y los abrojos,

facilita el paso a sus hijos

y previene los tropiezos.


Hoy todo lo evoco, padre mío;

tus quejidos, la voz triste,

tus palabras postreras,

tus últimos consejos

a mi ceñidos,

la lúgubre tarde que te fuiste.


Oiga el universo este himno,

el clamor de mis versos

y estés dónde estés,

tu alma los perciba;

versos de amor, devoción y respeto

que eternizan en mí

tu presencia siempre viva.


Fallecido el 25 de marzo de 1977 a los 71 años.










                         

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