viernes, 5 de febrero de 2021

Del sueño a la realidad. Décimas



Soñando que me quería

brotó de mi corazón

un río que enrojecía

la cordura y la razón.

En el sueño me sentía

de hombros zarandeado

por emociones sin nombre,

a un ritmo desmelenado

digno para todo el hombre

de la vida enamorado.


Desperté y era agradable

el rosado amanecer

de comisura inefable

como labios de mujer.

Dorado, hermoso, laudable

inicia el día la vida;

la tórtola en el alambre

las gaviotas en partida

hacia el pesquero del hambre

frente a la playa dormida.


¿Por qué nunca la encontré?

La calle al monte de pinos,

que en su busca transité

me tapiaba los caminos.

Aquel fuego sofoqué

con el ardid del bombero,

corregí el track de la ruta

para el bastón y el sombrero

y ahora el alma disfruta

la paz de amor verdadero.


 


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