Frente
al balcón se exhibe el mar sereno
en estadio de silenciosa calma
bordea el risco, la casita blanca
encolado a la inmensidad del cielo.
La soledad en casa nos abruma
y si el vecino comparte la pena,
entonces, esta soledad no es una,
está de ella la comunidad llena.
Somos de nuestro tiempo soberanos,
escudriñamos desde el ventanal,
numerando los marcos de cristal
de recuerdos evidentes y arcanos.
Ahora por favor, QUÉDATE EN CASA;
allí tu creatividad fecunda
escribe, pinta, baila, canta e inunda
el vacío, que sólo llega y pasa.
27-3-2020
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