Amé
con
el ardor
del
adolescente
vigoroso y apasionado.
Tiempo
del dulce embeleso
fresco e inocente,
¡locura!
y sin dormir
en borboteo hormonal.
Es primavera de la vida
y el tiempo aúpa prisas;
pero me he vuelto a enamorar
y ahora
este
idilio
aunque digan; no es real
sí, especial,
tierno y sosegado.
Fuerte
en la convivencia
motivada
por fe
serena
en la confianza encendida
de amor,
sano,
indestructible y eterno
sin pensar en los desengaños
de juventud.
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