lunes, 12 de octubre de 2015

FUERA ATADURAS


No existen ataduras ya todo está roto,

Lo a dispuso el cielo así, venerado sea;

Acerbo vaso, con gusto agoto

Mi psique sestea al fin: nada desea.


Te amé, no te amo ya; medito al menos,

¡Nunca si fuera yerro la verdad mire!

Que tantos años de sinsabores llenos

Absorba el olvido, el corazón respire.


Lo has quebrado sin perdón; mi orgullo

Una y otra y otra vez hollaste insano,

Mas, nunca la boca emitirá un murmullo

Para imputar tu comportamiento tirano.


Quiso el eterno y fue: ¡loado sea su nombre!

Todo ha terminado: rescato mi aliento

¡Querubín de las vendettas! Ya eres hombre,

Ni temor ni afecto al observarte siento.


Cayó tu diadema, se enromó tu espada

Y hoy, al fin, jovial libertad respiro

En un mundo sin ti que de mi se apiada

Y en intensa y vasta compañía me miro.


¡Vivo dichoso hoy! Y en cada día,

Poseo amor que se muestra eterno,

Regocijando como nuca el alma mía,

Generoso, fiel, enérgico y tierno.


CONTRADICCIÓN

CONTRADICCIÓN

Ampolla de fuego y nieve,

Ilógico amor; tierno y violento,

Talento ardido, cobarde pensamiento;

Anhelante corazón que retrocede.


Su palabra asola y nos enternece,

En su viva fuente, muere sediento,

Amor contradictorio este que siento

Como la onda del mar eterna y breve.


Dentro de mí padece y canta;

Breve aria, largo gemido,

No sabe de amor quien no ha oído

Ese himno absurdo en su garganta.

 

 

 

 

 


GAVIOTA EN RASO VUELO



Como la voraz gaviota en raso vuelo
llega hasta mí tu dulce pensamiento
y aquí en mi corazón construye su nido;
se alimenta, crece y cría su polluelo.

Contigo soy el astro más vasto del universo
y en el despunta mi alma radiante de dicha,
¡Qué hermosa nuestra vida sin enojos!
Ancho es mi corazón, caben tú y cada verso.

De cada semana de nuestro  vigor,
tan sólo en tres días con sus tres noches,
mis pasos van juntos con tus pasos
y, si de ti se alejan, vuelven  sin temor.


ASOLAR AL QUERUBÍN CAÍDO

Asolar al querubín caído


El enojo pendenciero de la vida
es el procreador del dolor;
asolar al querubín caído
es más fácil que decir adiós.


Es mejor morir en la eternidad

de una herida, a vivir en la aflicción
que deja, cada instante de desamor
he resuelto: para bien, la despedida.


Cuando fenezca de este hediondo

circo de anagramas:
viviré en la alegoría de mi hecatombe
y entre ellos la maldita casualidad,
que unos llaman desasosiego
y otros, como yo,
le suelen llamar divinidad.


Entre mis últimas jaculatorias,

estaría vivir solo en aquellos que ame,
aunque ellos no lo sepan,
aunque de ellos, no sepa.


Tal vez morir de cobardía,
por no encarar mi adversidad,

sea el desliz cometido
mas, decir adiós a la vida,
será empezar de nuevo el camino
hacia la existencia consentida.


Entre aquellos deseos de silencio
está mi más caro sueño
descansar de la purulencia de este cieno

y disfrutar dichoso de un amor eterno.




martes, 6 de octubre de 2015

EN EL LECHO DE LA SOLEDAD


Veo como en solitario van pasando

lentas, mis horas de insomnio y fiebre,

¡ay! Y para evitar que mi alma quiebre,

¿Hay alguien a orillas del lecho velando?


Como enjambre que el panal abandona,

mis pensamientos zumban en mi mente

con ferocidad y constantemente,

inoculan ponzoña que al alma encona.


Sediento de amor camino hacia el día

de la apertura, del refugio entre unos brazos

que me rediman de inestables bandazos,

me arropen en quietud y me sirvan de guía.


Y mientras viva, estaré entre esos brazos

abrigado en el sosiego de su ternura,

sin salirse de los míos, ¡divina locura!

sublime, excelso, sin trabas, sin lazos.