lunes, 12 de octubre de 2015

ASOLAR AL QUERUBÍN CAÍDO

Asolar al querubín caído


El enojo pendenciero de la vida
es el procreador del dolor;
asolar al querubín caído
es más fácil que decir adiós.


Es mejor morir en la eternidad

de una herida, a vivir en la aflicción
que deja, cada instante de desamor
he resuelto: para bien, la despedida.


Cuando fenezca de este hediondo

circo de anagramas:
viviré en la alegoría de mi hecatombe
y entre ellos la maldita casualidad,
que unos llaman desasosiego
y otros, como yo,
le suelen llamar divinidad.


Entre mis últimas jaculatorias,

estaría vivir solo en aquellos que ame,
aunque ellos no lo sepan,
aunque de ellos, no sepa.


Tal vez morir de cobardía,
por no encarar mi adversidad,

sea el desliz cometido
mas, decir adiós a la vida,
será empezar de nuevo el camino
hacia la existencia consentida.


Entre aquellos deseos de silencio
está mi más caro sueño
descansar de la purulencia de este cieno

y disfrutar dichoso de un amor eterno.




No hay comentarios:

Publicar un comentario