miércoles, 5 de agosto de 2020

Difícil la vida

No ha sido fácil mi vida,

No he sido un padre perfecto,
Es un anhelo imposible
Evitar la falla y el defecto.

Pero si lo he dado todo

Y no son vanas historietas
Para que ellos, mis hijos,
Arribaran a sus metas.

Siempre he tratado de ser

El mejor de los modelos,
Sacrificando momentos
En pos de sus anhelos.

He ocultado mis lágrimas,

He sufrido desconciertos,
Sumido ante mis 
En momentos inciertos.

Soñamos que al llegar a viejos

Nos envuelvan de cariño,
y esperando que así sea
Sólo los veo, si les riño.

Aguardas esa llamada,

Que te alegre el corazón
Pero persiste el silencio
Que desata el gorrión.

¡Cuánto flaquea un padre

Cuánto dolor le provoca!
Que esas criaturas preciosas 
Sean frías como la roca.
 
Con las que un tiempo jugué,
Ahora me ignoran simplemente
Como si fuese un extraño 
Y no quien la vida les dio.
 
Es necesario que sepan
Que un día habré de partir;
¿Para qué llorar entonces
si el llanto no me hará vivir?

Me iré añorando sin prisa;

Palabras, visitas, un abrazo
Un mendrugo por si acaso
De lo que sembré, una triza.




Necesito escribir

 NECESITO ESCRIBIR


Escribo porque solo así, no estoy solo,

aunque a veces no entiendo por qué,

si la soledad me aterra, soy feliz.


Porque escribir el dolor embalsama

y en el amor me hace creer.

Porque cada día escucho canciones

que solo suenan para mi

y las creo mías, flores de mi musa.


Porque mi vida ha tomado un camino,

donde la soledad es más bella en un poema

y puedo conservar los instantes felices

si el folio los abraza y redime del olvido.


Porque es mi privilegio

sangrar como más me duela.

Porque más de una vez, no sé cómo

en el verso brota la esperanza.


Escribo porque la vida no es proporcionada

y mi camino es llegar a entender,

¿qué hago aquí? Y ver si puedo

abocarme, verso a verso, a la luz.



Sólo dos días

Sólo dos días


Dos días en nuestra cama,

Entre sábanas de algodón

Untadas de tu aroma

Y de aires de partida

Impelidos por la vida.


¿Qué queda en el trastero?

El mar y el sendero:

El mar pone límites,

El sendero cuida mis pasos,

Mis pasos robustecen mis pies

Que me devuelven a la cama,

De efluvios de ti

Y augurios de llegada.



Migración


¿Hacia donde emigraron
las aves cuando el tiempo
pintó de gris el verano?

¿Hacia donde emigraron

las huellas que dejan las miradas
y la carga de ternura de ellas emanadas?

¿Hacia donde emigraron

las sonrisas que nos unieron
y la embriaguez de nuestros besos?

¿Hacia donde emigraron

las articulaciones de la tarde
y los planes del mañana
que rutilantes como estrellas
encendían y apagaban?

¿Hacia donde emigraron
las campanadas de las horas
alegres, como la primera flor
empinada en primavera?

¿Hacia donde emigraron

las palabras que endulzaban
el alma, en madreselva de caricias
y besos en cascada?

Tiernos recuerdos que arroban la calma.

Temblorosa la pluma con su imagen en mente;
emborrona cuartillas que nadie leería
partiendo hacia el infinito incierto,
a la postergación, y nada recordaría
mi deshabitado y presuntuoso corazón.


29-11-2013




Lejos de ti y tan cerca (Soneto)


Lejos de ti y cerca de tu cuidado,

pobre de gozo y rico de tristeza,

frustrado el reposo y abastecido

de gran pena, desconsuelo y braveza.


Desnudo de esperanza y abrigado

de enorme cuita, ahíto de aspereza,

la vida me fluye, mal a mi grado,

los años me atosigan sin pereza.


No es bastante para satisfacer

la sed ardiente de mi gran deseo

tajo al presente, ágil al socorrer


El enfermo corazón, ni lo creo,

sólo en tu gran amor está el poder

para curarme y sólo aquel deseo.



La mujer que amo

La mujer que amo


La mujer que amo es:

como triza del firmamento

en mis manos carentes,

es chispa de sol ardiente

que guarece mi alma dormida.


La mujer que amo es:

un soplo de paz,

escudo antibalas,

liberación urgente

de grilletes inciertos.


La mujer que amo es:

surtidor de agua que refresca

a borbollones

el árido suelo

de un campo cultivado...


La mujer que amo es capaz:

de secar mis lágrimas

con su sonrisa

y provocar el llanto

con un voto de amor.

 

La mujer que amo:

más allá de la mirada,

más allá de lo elemental...

dibuja esperanzas,

convivencia serena,

mañanas fascinantes,

viajes estelares,

encuentros sublimes.


La mujer que amo:

en el más preciso instante

sólo con cerrar sus ojos,

dejarse llevar...

y llevarme con ella…

me hace transitar

por senderos de ensueño.


La mujer que yo amo:

provoca que mi alma

se eleve por los cielos

y encuentre la suya

esperando por mí;

con su hermosa sonrisa

y sus manos abiertas

para estrechar las mías...

embalsamando el amor.


La mujer que yo amo:

conoce mis temores,

mis deseos, mis miedos…

ella sabe de mi pena,

de mi dolor y de mi angustia.


La mujer que amo:

me sacó del letargo,

me mostró que en la Tierra

hay ángeles sin alas

que caminan a nuestro lado;

que velan por nosotros,

regentan nuestra dicha

y facilitan el camino

de una manera especial


La mujer que yo amo:

aún invisible a mis ojos…

y tan concreta en mi corazón

que sin verla la veo,

sin tocarla la toco;

sin besarla la beso,

sin hacerle el amor

la siento dentro de mí...

como llama que me abrasa.


La mujer que yo amo

es presencia perenne,

regalo especial,

y agradezco al Universo,

la oportunidad de encontrarla,

conocerla, disfrutarla, respetarla.


Los amores

Aprendí de amores

de tiernas raíces,

de limbos felices

y sol sin dolores.

 

No los trae el viento,

la pasión los sopla,

nacen de una copla

y hurtan el aliento.


Tasan el enojo,

linchan la tristeza,

irguen la cabeza,

cortan el abrojo.


Miran la pareja,

al par su lugar

y el halo inmortal

fulmina la queja.



23-2-2020