Yo nací una vez, un día,
con el mayor fundamento,
en el pueblo de Fomento
y me criaron en Güinía.
Y en el Escambray profundo
de naranjeros y cafetales,
aprendí buenos modales
para enfrentarme a este mundo.
Setenta y cinco años después,
tantos lustros he cargado
que mi espalda se ha doblado
mirando este mundo al revés.
Todo lo veo en mi verso
que se asoma al amanecer,
encadenándome al placer
de abrir mi alma al universo.
Y a pesar del tiempo adverso
que casi detiene la vida,
no me aferraré a la huida;
lo amansaré con mi verso.
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