Suelo
asegurar en mis sueños
que
tus brazos me abrazan,
cuando
cubro mi cuerpo frío,
con
esta mi doble manta
y
que esta suave almohada
donde
reposa mi testa cansada
es
tu pecho ardiente que al mío abrasa.
Sueño
con tu imagen amada,
que
junto a mí se relaja,
recostada
en mi regazo
en
el silencio de nuestra cama.
Sueño
con la miel de tus labios
envuelto
en ti, en blancas sábanas
y
en el aliento trepidante
que
zarandea hasta el alma.
Sueño
que cabalgo con bríos
en
montura de anchas alas
que
me traslada a otros mundos
de
ternuras insospechadas.
Y
al despertar, sólo me rodea,
tu
espacio vacío en nuestra cama;
la
frialdad de edredones y mantas
y
la nostalgia que quiebra el alma.