Aunque la veo mustia, deshojada; ignoro las razones de la rosa que ayer brillaba fresca y olorosa, muy viva, dulce, amante y perfumada.
Hoy esa alegría se torna en nada, no existe en el mundo alguna otra cosa, que cambie de feliz a dolorosa sintiéndose contenida u obligada.
Después de la tempestad la bonanza, y en la alegría, el tedio y la tristeza; mas, perdona que yo tenga esperanza.
Nunca dudé de su amor y terneza que habiendo ahora tanta desconfianza; ¿Sólo en su corazón habrá firmeza?
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domingo, 22 de diciembre de 2013
Tristeza de la rosa (Soneto)
El Pícaro Rapaz
Como ríos de aguas raudas y potentes,
Que surcan cañones, quebradas y abras,
Brotan suspiros, sílabas, palabras
Arremolinándose en sus torrentes.
¿Cómo puedes creer que alguna gente,
En clave menor, tamaño bolsillo,
Te pueda deslumbrar con ese brillo
Real, descarado, muy inteligente?
Su terca lengua de rapaz inquieto
Le torna rojo, alterado y ansioso.
¿Qué nunca conseguirá ser discreto?
Lo sé muy bien, porque el niño es precioso,
Para mi complacencia y total gozo,
¡Qué placer hablar de él! Mi rey, mi nieto.
Estos versos saltan de la admiración de su arrobado abuelo, Carlos Otniel.
miércoles, 26 de junio de 2013
Gracias...
Con una mirada entregas el alma,
Sentir tus caricias, besarte con calma
Es para mí, el pan de cada día.
Entrelazado al túnel de tus piernas,
En momentos de glorias celestiales,
Perdidos en sensaciones eternas
De dicha, goces y venturas terrenales.
Se me está haciendo un hábito quererte;
Terrible necesidad, singular dependencia,
Que a cada instante peno por verte
Cuando te alejas en justificada ausencia.
Gracias por ser la vara de equilibrio
Que en la cuerda floja me permite caminar,
Gracias por ser venda, bálsamo, alivio
Para los cortes y golpes de la vida curar.
Gracias por ser, un eslabón de oro
En la pobre cadena de mi existencia,
Por las cosas que me gustan, que adoro
Cuando parece que perdía la paciencia...
Gracias por permitirme amarte
De la tierna forma en que te amo.
Gracias, por estar conmigo, por quedarte,
Gracias por responder cuando te llamo.
Gracias por regalarme lo bueno o “malo”
De ti, en cada beso en cada abrazo,
En cada tramo de tu piel que firme escalo
Sin prisa, sin riesgos, resuelto, paso a paso.
Gracias por ser tan linda, mujer adorada,
Por estar ahí, esperando el reencuentro,
Gracias por ser amor, cómplice, aliada,
Y por besarme dulcemente en cada momento.
Gracias, gracias, gracias, gracias…
jueves, 13 de junio de 2013
El Recuerdo de mi Padre
Rectitud y bondad,
firmeza y amor,
sermón andante,
ejemplo que educa.
Paladín de la virtud,
en la rectitud de su honradez
se viste de galas
la bondad infinita.
Su palabra suave
de confines convincentes,
somete a la obediencia
con dignidad e hidalguía.
La misericordia, la devoción
y una fe inquebrantable
eran, de mi padre, la divisa
que me inculcó el amor
a Dios y el camino recto
de la tolerancia y la ternura.
A pesar de la enfermedad cruel
y el cautiverio de la pobreza
que en su pecho abrieron
incurable herida,
nunca cambió su rumbo
con la certeza de la muerte
y más allá de ella
la esperanza de vida.
Padre devoto, amigo fiel,
compinche en las hora malas;
previsor limpia de piedras
el camino,
chapea las espinas y los abrojos,
facilita el paso a sus hijos
y previene los tropiezos.
Hoy todo lo evoco, padre mío;
tus quejidos, la voz triste,
tus palabras postreras,
tus últimos consejos
a mi ceñidos,
la lúgubre tarde que te fuiste.
Oiga el universo este himno,
el clamor de mis versos
y estés dónde estés,
tu alma los perciba;
versos de amor, devoción y respeto
que eternizan en mí
tu presencia siempre viva.
Fallecido el 25 de marzo de 1977 a los 71 años.