martes, 9 de febrero de 2016

EL VALOR DE UNA LÁGRIMA

Una lágrima ante el cielo

alivia el dolor del hombre,

consuelo tibio, sin nombre

que le reseña su anhelo.


Ella sola, si sufrimos

sobre el alma fiera pena,

mitiga al pesar que envenena,

ahuyenta el mal que sentimos.


Es la esencia que embalsama

al corazón con su herida,

cuando enflaquece afligida

el alma que la fe aclama.


Cuando la luz importuna

y las sombras anhelamos

porque en estas encontramos

complicidad con la luna.


Cuando sin fe ni esperanza

lloramos el bien perdido;

cuando es la vida un gemido,

y el aliento no se alcanza.


Cuando la risa que asoma

a nuestro labio marchito,

es el lamento infinito,

del ánimo que desploma.


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