Entre los suaves roces de tu boca
y la grata fragancia de tu aliento
la vaga sombra de mi mente loca,
propala la luz libre de tormento.
Tersas caricias que mi cuerpo aboca
frescas como las aguas del riachuelo,
que alegre serpentea la gran roca
con el rápido caudal del deshielo.
Tus besos tienen aliento de rosa,
de flores pulidas de toda espina
y el rosáceo de tu cara hermosa
descuella en el jardín de paz divina,
Reina mía, ¡bésame con derroche!
cuando levanta el sol en las auroras
y cuando oscurece al llegar la noche
bésame, siempre, y a todas las horas;
17012015
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