Salió pudorosa hasta la barrera
yo la esperaba feliz y en expreso
le doy, roce fugaz, el primer beso,
y corto escabullía a la carrera.
Mi corazón de súbito se altera
a penas puedo frenar su galope
rápido desbocado sin un tope
como el agua que ebulle en la caldera.
Tenía quince y ella dieciséis
mi mano trémula acaricia su hombro
bruñido, sublime y como sabéis
Salí a la vera asustado, demente,
perdido por la torpeza y asombro
del joven enamorado e inocente.
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