En los albores de la primavera,
¿el nuevo primo? preguntó interesada,
allí quedó mi alma trillada
como el trigo maduro en la era.
Para mi fue la vez primera
que temblé ante una intensa mirada
y sobre palomitas, la mariposa alada
borró de mis entrañas la quimera.
Me perdí en sus ojos morunos,
levité en continuo embeleso
conté, uno a uno, no sé cuántos minutos
Hasta cuando podría tener un beso
de aquellos labios como ningunos,
lozano carmín de intocados frutos.
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