miércoles, 22 de julio de 2020

Al zarpar


Tímidamente despunta la aurora

con pereza la ciudad despierta,

el puerto se hincha de máquinas y pueblo

y el ferry hambriento atracado espera.


Al fin sus gigantescas fauces, abre

en un pis pas todo lo engulle;

remolino de motores que rugen,

faros rutilantes y pasos apresurados.


La diestra tripulación las amarras suelta,

lentamente la ciudad se aleja

y tras la popa la estela persecutora

que al buque nunca alcanza.


Allí sentado, en solitaria butaca

mi esqueleto añora y descansa,

mientras en la cumbre iluminada

la mujer piensa, espera y ama.


Mujer de certeros pensamientos

más allá de una sonrisa, ama una mirada

no busca momentos, sólo acontecimientos

y a más de presencia, exige alianza.

1632013



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