miércoles, 29 de julio de 2020

Resurrección

Hablo de un amor fecundo,

avasallador e insondable,

que abona y enriquece

a mi pobre y estéril mundo.


Redoble de campanas,

clamor que ensordece

y resucita el destello

de una pasión temprana.


Acude la fascinante diosa,

declama tonadas de ensueño,

escala todos mis sagrarios

y criba mí arena y mis sueños.


Se deja ver una mañana,

serena y frágil la rosa

y entreabre sus pétalos

dulce, ingenua y temblorosa.


Sutil se adentra en mi alma,

y ágil boga en mis arterias,

y devasta en su recorrido

mis murallas y sus periferias.




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