martes, 13 de octubre de 2015

UN FOLIO EN BLANCO


Un folio en blanco quedó en mi Word,
le di guardar como poema del alma,
no sé qué escribí en él, pues me abruma
el dolor, en esta mi confusa madrugada.

Ya que las palabras…
en mi mente no manan o surgen apenas,
no sé si canté al amor un himno,
para mitigar la insolencia de mi rabia.

Enojo, tributario de la impotencia,
que más que salvar mata,
tal vez, un homenaje se merezca,
o quizás, solo sea la apariencia.

Creo relaté sobre la inseguridad,
del abandono de la sensatez,
en  tiempo de invalidez y dolor,
si, de esa maldita abominada.

Y un desgarrado y temerario grito,
hay ocasiones que de mi garganta
fluye, por sentirme en entorno hostigado
y esta dulce relación poco a poquito
sucumbe ante el veneno que le inocula.

Amor que cual puñal en el corazón clava,
y lo hace sabiendo que causa herida,
más nunca se da por vencida,
hasta lograr ver que el corazón sangra.

Duele el ninguneo o ser menospreciado,
o tal vez no he querido entender,
que no hay metas para hacerme daño,
Los celos que el niño no va a contener.

Cuando de verdad se quiere y se ama,
la pareja es siempre lo primero,
baldío será enfrentarse a su familia
y enajenarse del amor verdadero.

Ante esto siempre el amor sucumbe,
ya que si alguien así lo decide,
está a su amor condenando a muerte,
y más pronto que tarde este perece.

Como lenguas de fuego la angustia brota,
igual que hace el volcán activo,
dispara al aire la muerte en su magma,
barre la tierra con su río de fuego.

Sálvame, amor, sálvame en mi congoja,
Sea tu perdón el bálsamo dorado,
Que mitigue el insulso delirio
Y mantenga abierta la puerta de tus brazos.

 

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