martes, 13 de octubre de 2015

SÓLO TENGO UN HERMANO


Son fuertes, hermano mío, nuestros lazos
Un mismo vientre y los mismos pechos
¿Desde cuando nos conocemos? ¡Desde el inicio!
Desde las edades irreflexivas e intranquilas.

Yo te abrazo, hoy, como al aire que respiro,
Como el agua fresca que sacia mi sed,
Somos sementeras de la misma huerta
Racimos del mismo humilde sarmiento.

Tu corazón late cual paloma migratoria
Y el mío te acecha con vista de águila,
Desde tus primeros e inseguros pasos
Hasta la última gota de mi postrera lágrima.

Te siento, tan lejano a veces, esquivo,
Fugitivo de motivos que no son tuyos
Ni confines que no acercan distancias
Y  sin que lo percibas te mimo como siempre.

Eres el último atardecer de nuestros padres
El bastón de alguna herida, el compañero,
El dueño de los sueños, que una vez contamos
Socio del mismo cuarto y del cafecito mañanero.

Sé que recuerdas esos bellos momentos,
Señor del juego de pelota con desvalida tusa,
Belitre confidente de la “jueza municipal”
Herencia del café, del mango y las naranjas.

Eligió tu paso el camino del viento del sur,
Y mi rumbo siempre norte mantiene su curso,
Las paredes me comen las palabras,
Te abrazo, una y otra vez, como siempre.

Y sé que en la infinitud de la vida
Nuestro pensamiento crea nuestro futuro,
Y el tuyo es fuerte como ráfaga de huracán,
Como amo y señor puedes redirigirlo.

En  tu barca de proa a la recuperación
El ciclón azuce la popa que acorte el trayecto,
Y el heroico timonel de firme brazo
Sin novedad atracará en seguro puerto.




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