martes, 6 de octubre de 2015

MI PRIMER HIJO


A mí increíble e inquieto bandido,

Furia de hiperactivo pequeño remolino,

Con sus atrevidos ojos de ensueño

Y la risa que atiborra el amado nido.


Ese intrépido interlocutor oponente,

Que desde la precocidad del diálogo

Y el gorjeo devenido en palabras,

Valida la agudeza de su prodigiosa mente.


A su pequeña casa de madera

Le dio colores, calor y alegría…

¡Su alma de niño volaba y soñaba

Remontando pandorgas, jugaba, reía!


Desenredaba hilos de trompos que silban,

Fabricando papalotes recreaba su alma,

Los tendía al infinito en lucha ensangrentada

Y atrapaba mariposas en su inocencia blanca.


Pintó acuarelas y cantó canciones…

Soñó con idiomas que curan heridas,

Imaginó trayectos con dorados senderos

En regazos sin llanto ni oscuras esquinas.


Sintió la caricia de una mano blanda,

De pronto, emerge del niño de alma viva,

Quitando espinas, alambres y vigas,

El hombre guerrero de espalda activa.


Y feliz, soñando sueños de ensueño,

Un mundo más justo bueno y seguro,

Levantó alas mi niño, remolino pequeño,

De ojos vivaces mirando al futuro.


Valiente capitán de uniforme y fusta,

Trepas a mis brazos, me besas el alma;

Admiro tu dedicación a lo que te gusta

Y la inteligencia que tu mente derrama.


No tengo para cada problema solución,

No tengo respuestas para todas las dudas,

No puedo cambiar el pasado sin razón,

No puedo evitar tropiezos ni mudas.


Si puedo escuchar y buscar contigo,

Las réplicas y conclusiones más fluidas

Y siempre mis brazos serán el abrigo

Para protegerte y evitar las caídas.


Disfruto de tus logros y alegrías

Sin juzgar las decisiones de tu vigor,

Sin trazar límites a tus fantasías,

Te dejo espacio, apoyo, estímulo y amor.

 


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