¿Hacia
donde emigraron
las
aves cuando el tiempo
pintó de gris el verano?
¿Hacia
donde emigraron
las huellas que dejan las miradas
y la
carga de ternura de ellas emanadas?
¿Hacia donde emigraron
las
sonrisas que nos unieron
y la embriaguez de nuestros besos?
¿Hacia
donde emigraron
las articulaciones de la tarde
y los planes
del mañana
que rutilantes como estrellas
encendían
y apagaban?
¿Hacia
donde emigraron
las campanadas de las horas
alegres, como
la primera flor
empinada en primavera?
¿Hacia donde emigraron
las
palabras que endulzaban
el
alma, en madreselva de caricias
y
besos en cascada?
Tiernos recuerdos que arroban la calma.
Temblorosa
la pluma con su imagen en mente;
emborrona
cuartillas que nadie leería
partiendo
hacia el infinito incierto,
a
la postergación, y nada recordaría
mi
deshabitado y presuntuoso corazón.
29-11-2013
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