¿Será
de humanos el dolor que siento,
Como tocón sin tallo
florecido?
Sólo un recuerdo anclado al pensamiento
por
todas las arterias repetido.
Que
ya ni me agobia el abatimiento
ni me gotea el engreimiento
ofendido,
ya mi corazón se habituó al tormento
de olvidar
la mitad de su latido.
Ya mi resquemor no exige la
venganza,
cultivé el perdón para la esperanza,
como el
hermoso talante vital.
Llevo en las manos tantas
despedidas,
y en lo que fue el amor tantas heridas,
que he
mutado a un hombre cabal.
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